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Dr Emilio Mirá y López
Dr. Emilio Mirá y López.

Es considerado a nivel internacional como la figura más destacada en el ámbito de la Psiquiatría, la Psicología y la Psicotecnia hispanoamericanas del siglo XX. La ingente magnitud de su obra y su proyección internacional contrastan con la exigua y nefasta contribución de sus coterráneos que al servicio del “degeneracionismo” eugenésico, lo difamaron y menospreciaron, silenciándolo durante la dictadura franquista.

Nació en Santiago de Cuba en 1896, hijo de médico militar granadino, allí destinado, y de madre madrileña, que a los dos años regresaron a España estableciéndose en Barcelona, en cuya Universidad estudió Medicina, licenciándose con Premio Extraordinario en 1917, y doctorándose en Madrid, también con Premio Extraordinario, en 1923. Su tesis doctoral versó sobre “Las correlaciones somáticas del trabajo mental”, el primer trabajo de psicología experimental realizado en España, pues su dedicación a la Psicología fue prácticamente inmediata al obtener el cargo, en 1919, de director del Laboratorio de Psicología del Instituto de Orientación y Selección Profesional de Barcelona, que se haría famoso en toda Europa incorporando la psicología española a la occidental.

Antes de doctorarse, ya era el director del Laboratorio de Psicología del Instituto de Orientación y Selección Profesional de Barcelona, que se haría famoso en toda Europa

En 1925 gana por oposición una plaza de médico en el Servicio Psiquiátrico del Ayuntamiento de Barcelona, y al año siguiente fue nombrado director general del Instituto de Orientación Profesional de la Escuela del Trabajo de la Diputación Catalana. Se convirtió en el introductor del pensamiento psiquiátrico alemán en España con la publicación de su libro “El psicoanálisis”, primero en catalán en 1925 y reeditado en español en 1935, en el que analiza las ideas de Freud desde un punto de vista semiológico, doctrinal y terapéutico. En 1932 publicó su muy influyente “Manual de Psicología Jurídica” convencido de la importancia de que los jueces tuvieran una base de conocimiento psicológico ya que estimaba que es más importante prevenir el delito que castigarlo.

Defendió la unidad psicosomática de la persona e incluso su concepción psico-bio-social. Un enfermo es todo aquel “que sufre o hace sufrir” y la Medicina es la ciencia que trata de combatir el sufrimiento. Resaltó la importancia del entorno familiar e incluso social en el mantenimiento de las neurosis por lo que afirmaba que “no puede haber un individuo sano en una sociedad enferma”, y que la clase médica debía implicarse más en los problemas sociales influyendo corporativamente en los legisladores y  gobernantes.

Su prestigio le lleva a desempeñar de “summer professor” de Psicología en la Universidad de Ohio, representante español en la Reunión de la American Society for de Advancement of Science (Chicago) y presidente de Sección del IX Congreso Internacional de Psicología (Yale, EEUU).

En 1933 fue elegido por unanimidad del claustro profesoral para ocupar la primera Cátedra de Psiquiatría española en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona y en 1935 publicó su “Manual de Psiquiatría”

Durante la guerra civil fue Director del Instituto de Adaptación Profesional de la Mujer. Políticamente se mostró defensor de la legalidad republicana cuyo Ministerio de Defensa le nombró en 1938 Jefe de los Servicios Psiquiátricos del Ejército Republicano, cargo asimilado al grado de teniente coronel.

Se encontró, por lo tanto, en la necesidad de exiliarse y cruzó la frontera el 25 de enero de 1939, y tras una breve estancia en Francia, marchó a Londres becado por el Maudsley Hospital en donde perfeccionó y presentó su famoso “Psicodiagnóstico miokinético”, un test de personalidad que basándose en las reacciones musculares involuntarias trata de garantizar la sinceridad de las respuestas detectando la agresividad potencial de los sujetos y cuya importancia lo demuestra el haber sido objeto de más de trescientos estudios y tesis doctorales y que aún se sigue aplicando con éxito en la actualidad siendo conocido en la literatura especializada como el “test de Mira”.

Su exilio continuó con una gira por las universidades de América del Norte y del Sur. En 1942 en Nueva York fue elegido el científico del año que mayor contribución había hecho a su especialidad. Desarrolló cargos en Argentina, Uruguay, Venezuela y Brasil donde finalmente se asentó, en 1946, en la Fundación Getulio Vargas como Fundador y  Director del Instituto de Formación Profesional de Río de Janeiro.

Fue el autor del test de Mira, un «test de la verdad» basado en las reacciones musculares involuntarias. Hoy día se sigue aplicando con éxito

Sus obras más importantes fueron “Problemas psicológicos actuales” (1940), “Psicología evolutiva del niño y del adolescente” (1941), “Manual de Psicoterapia” (1942), “La Psiquiatría en la Guerra” (1944) y por supuesto la revisión y actualización de su “Manual de Psiquiatría”, y en 1947 publica el “Manual de Orientación Profesional”,  en el que compila sus conocimientos sobre este tema tratando de establecer un factor de inteligencia o Factor G, correlacionando lo que denominó inteligencias mecánica, verbal y abstracta, criterios que promovería más adelante la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.).

En España el nuevo régimen facilitó la entrada de nuevas ideas en la práctica psiquiátrica que otorgaron un marchamo científico a su política de limpieza étnica y cuyo más importante representante fue el psiquiatra militar Antonio Vallejo Nájera Lobón que bajo el auspicio franquista intenta demostrar la existencia del “gen rojo” de los republicanos a través del estudio de dos grupos de pacientes. En el primero examinó a un grupo de presos brigadistas internacionales a los que sometió a interrogatorios, test y mediciones antropológicas y a un intenso programa de adoctrinamiento político (desfiles militares, loas y vítores al caudillo y cursillos religiosos). Los resultados (“Biopsiquismo del fanatismo marxista” publicado en la Revista Española de Medicina y Cirugía de Guerra, 1938), demostraban, según él, la inferioridad mental de los rojos, su maldad y brutalidad e incluso su fealdad física, por lo que se muestra partidario de facilitar la multiplicación de los selectos y dejar perecer a los débiles, es decir, a los rojos, mentalmente inferiores y peligroso en su maldad intrínseca (“Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza”, Ed. Española 1937) y abogaba por la segregación infantil, o sea, separar a los niños de sus padres (”Niños y jóvenes anormales”, Colección Eduquemos 1941), con lo que proporcionó la coartada científica para la sustracción de miles de niños a sus madres republicanas. Sobre éstas, en su segundo trabajo (“Investigaciones psicológicas en marxistas femeninos delincuentes”, .Mayo 1939) realizado con medio centenar de presas malagueñas concluía que las republicanas tenían muchos puntos en común con los niños y con los animales, ya que eran seres débiles mentales, infantilizados y primarios, justificando su activa participación política en la necesidad de satisfacer sus apetencias sexuales.

Para que  estas ideas imperaran libremente se hacía necesario anular, lo más intensamente posible, la figura de Emilio Mira para lo que se orquestó una campaña de difamación acusándolo de ser el diseñador e impulsor de las “checas” descubiertas en Barcelona y del que fue su principal acusador su discípulo Ramón Sarró Burbano que le sucedió en la Cátedra y que calificó al psicoanálisis como una forma de neosionismo. Todo ello dio lugar a un, tan voluminoso como hilarante, expediente que puede consultarse en el Centro de Memoria Histórica, Sección Causa General, en el que queda patente la imposibilidad de mantener cualquier acusación.

Emilio Mira y López murió en Brasil en 1964 a la edad de 67 años. En 1972 el Catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona, Joan Obiols, le rindió un homenaje a partir del cual su nombre ha ido recuperando el puesto del que nunca debió de ser apartado.

Por Jesús Lobillo Ríos, presidente del Ateneo Libre de Benalmádena.

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