Esta mañana callejeando por Benalmádena pregunté a unos hombres mayores que descansaban sentados en un banco frente a la Plazoleta de los Castillejos, si conocían el origen del nombre de la calle donde nos encontramos. Ninguno supo decirme quien era Juan Luis Peralta. Con gusto les informé sobre este personaje, a cambio, me contaron algunas cosillas del pueblo, bien conocidas por ellos por ser naturales del municipio.
Aprovecho la anécdota para comentar a grandes rasgos el perfil del ilustre caballero.
Juan Luis Peralta Bundsen era natural de Málaga. Nació en el año 1883. Estudió y se licenció en derecho jurídico cuando apenas tenía 20 años. Delfín en la jurisprudencia y en la política, llegó a ser representante en Málaga del Bloque Nacional de José Calvo Sotelo al que consideraba jefe político.
Fue presidente de la Diputación de Málaga en 1924, en época del dictador el General Primo de Rivera. Su padre, Juan Peralta, ya poseía terrenos en Benalmádena; en concreto en Arroyo de la Miel. Queda referenciado en los límites territoriales del pedazo de terreno que la familia Parladé compró para la construcción de la Iglesia de la Inmaculada: “linda por levante con tierras de don Juan Peralta”.
Como presidente de la Diputación de Málaga, hizo la carretera que pasa por la calle para conectar el pueblo con Arroyo de la Miel y acceder a la carretera de Cádiz-Málaga
Como presidente de la Diputación tenía un compromiso que cumplir con nuestro Ayuntamiento. El pueblo se había quedado descolgado de la Carretera de Cádiz – Málaga, que pasaba por la costa de Arroyo de la Miel, y para solucionarlo hizo otra carretera que unió esta con Benalmádena. En agradecimiento, el concejo le brindó el nombre de la calle donde hoy se ubica la Casa Consistorial, que al mismo tiempo era la carretera promovida por su institución.
Hay una anécdota que recoge su hijo Juan en un ameno libro dedicado a su padre, en la que comenta que, con motivo de la inauguración de este enlace vial, él con sus hermanos fueron a la inauguración en un coche ‘Flint’ que adquirió su padre en Nueva York y que, al entrar al pueblo, una chiquillería allí concentrada quedo asombrada al ver el vehículo. Entonces uno de ellos exclamó: “tiene ojos, pero no tiene boca”, quedando demostrado -según el autor-que los niños de aquel pueblo no conocían los automóviles.
En su trabajo, relata que cuando era un crío entró en el despacho de su padre para recoger una pelota con la que estaba jugando, y allí esperaban en la sala de recibir unos señores franceses y representantes de Mármoles y Ágata de Benalmádena S.A. que dijeron: “Su padre seria en Francia como un castellano en España; nosotros somos andaluces”.
Juan Luis Peralta tuvo un trágico final. Con motivo de la Guerra Civil fue fusilado un caluroso 16 de agosto de 1936. Mis respetos para los descendientes de aquel personaje ilustre y una recomendación a los amantes de la literatura de la historia local.
Fuente: Juan Peralta España 1992 “Breve historia de una vida ejemplar”