En las proximidades de la finca Rancho Domingo en el siglo XV, con anterioridad a la reconquista, existía una aldea próxima a Benalmádena donde convivían familias enteras dedicadas a labores del campo, y ganadería. La aldea era un núcleo de población pequeño donde pernotaban en chabolas y cuevas; el agua era recogida por el arroyo que discurría por la sierra hasta el mar. Excepto los niños, que acudían a la mezquita para orar y aprender a leer y escribir, las personas mayores trabajaban todas; bien en el duro trabajo del campo con la siembra, la recogida de cosechas y el cuidado del ganado, principalmente vacuno, caprino y gallinas, que luego en edad adulta vendían en el pueblo, Mijas o Fuengirola (II Tomo Historias de Benalmádena y Arroyo de la Miel).
Se llamaba Aldea Vieja y dependía administrativamente de Benalmádena. Esta relativa calma fue alterada una mañana cuando se disponían a trabajar. Al norte pudieron divisar un gran atruendo y griterío en la fortaleza del Castillo junto al muro. Una espesa polvareda no dejaba ver más de un centenar de caballos a galope, cuyos guerreros espadas en alto, arrasaban Benalmádena. Sus gentes salían de sus casas despavoridas. Algunos consiguieron huir, otros quedaron en el intento.
Pero los habitantes de Aldea Vieja no sufrieron ninguna baja ya que los asaltantes no los vieron, ya que la Aldea se encontraba más al sur, lo que hoy es conocido por Rancho Domingo.
Las tropas fernandinas venían asediando los territorios. Quedaban Málaga y Granada, así como las poblaciones de toda la costa. Los habitantes de esta Aldea, asustados, permanecieron en sus hogares a la suerte de Alá. Se salvaron en este primer asalto de expulsión musulmana por las tropas del rey Fernando.
La aldea no pillaba de paso a las escuadras cristianas, a medio kilómetro al sur de Benalmádena
La aldea no pillaba de paso a las escuadras cristianas, ya que estaba situada en las inmediaciones del curso alto del arroyo Rancho Domingo, a medio kilómetro al sur de Benalmádena.
Pero al monarca no le pasó desapercibida su existencia y tras la conquista de Fuengirola, reconoció que había dejado atrás este poblado sin asedio alguno, y comentó “dejo los moros allí por mudéjares en sus faziendas”.
Se reconoce la existencia de la Aldea Vieja con posterioridad a la reconquista, ya que en los repartimientos cristianos se hace mención expresa en varias ocasiones.
Esta hipótesis se basa en distintos aspectos, en primer lugar, hay que destacar que cuando se reparten las distintas suertes de tierras, se mencionan los nombres de las personas físicas que las adquieren, mientras en una de las casas, “el de la Aldea Vieja”, no se menciona a una persona, sino a una colectividad: “la trecena en blanco de la vecindad del Aldea Vieja”, “la cuarta peonia de Andrés de Aranda cupo a la vecindad del Aldea Vieja”.
Existen fragmentos cerámicos muy interesantes aparecidos donde debió ubicarse Aldea Vieja y alrededores, que pueden contemplarse en el Museo de Arte Precolombino Felipe Orlado, en la sección de restos arqueológicos de Benalmádena.