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Construcción del Castillo El Bil-Bil
Construcción del Castillo El Bil-Bil

Queridos niños, ese Castillo que ven en el Paseo Antonio Machado, junto a la Playa Santa Ana, tiene una gran historia, que como siempre, los niños siguen siendo protagonistas. ¡Guaooo!

Todo empezó cuando una familia paseaba por la playa, cuando aún estaban los espigones que sujetaban el desafío de las olas cuando había temporales en nuestras costas… La verdad que era el mejor sitio de la costa. Aún no se había construido el paseo, ni la calle y mucho menos los complejos turísticos que vemos hoy. ¡Ideal!

No había nada. Era asombroso el silencio que allí se respiraba, pero el mismo sol de ahora, el mismo que amanece en el horizonte y cambia de color el mar con sus destellos. ¡Cute!

Según los datos consultados, la construcción data de principios del siglo XX, concretamente del año 1927, cuando comienza el proyecto como una villa de campo para una acaudalada familia de la época.

-Aquí haremos una villa de campo, para pasar los veranos, decía Herman a su bella esposa de origen hispano-francés. ¡Chachi!

Corría el año 1930, posiblemente la primera familia extranjera que había puesto sus ojos en la costa mediterránea de Benalmádena.

Me gusta este lugar, -decía la esposa- es tranquilo y desde ese acantilado podemos ver amaneceres de película, entre risas, y los niños podrán salir contigo a pescar y correr en la playa. ¡Fantástico!

La familia Herman tenía alquilado un par de habitaciones en el único hotel de la costa de aquellos tiempos, perteneciente a los Marqueses de Baides, junto a la playa Santa Ana.  Un pequeño edificio con encanto, sus cortinas de encajes y visillos transparentes, daban un toque especial a los antiguos muebles de época. Desde el porche se podía ver los mejores atardeceres, -tendidos- en aquellas tumbonas de lona, mientras servían el té de la tarde. ¡Súper guay!

-Nos quedaremos por aquí. Susurraba Ellen a su esposo Herman.

Herman no se lo pensó dos veces y en un viaje a Málaga, hicieron una visita al arquitecto don Enrique Atencia.

-Mañana vamos a Málaga. He concertado una entrevista con un arquitecto que nos atenderá a media mañana.

-Perfecto, iremos los dos.

La dirección del hotel hizo llamar a un cochero de caballos para el traslado al día siguiente.

Buenos días Sr. Atencia, le presento a mi esposa Ellen, nos gustaría hablar con Vd.

-Pasen y siéntense. ¿En qué puedo servirles?

Queremos hacer una casa de verano en un acantilado localizado en la costa de Benalmádena. Junto al hotel Brian en la carretera Málaga-Cádiz. Una casa sencilla, para pasar temporadas. Pero que tenga cierto aire islámico, quiero que mi esposa se sienta como en su país. ¡Yupiii!

-Les haré un diseño sobre croquis. Pasaré en unos días por allí.

Así fue como Enrique Atencia previo encargo, hizo la primera construcción siguiendo la inspiración islámica de Ellen, de moda en Europa en aquellos momentos, y uniendo estilos neo-mudéjar y neo-árabe, realizó este peculiar proyecto. Una construcción de estilo árabe, de enlucido rojo en su exterior, decorado con azulejo y bajo relieves que siguen la exquisita tradición nazarí.

Está quedando muy singular, un sugerente edificio estilo exótico.  ¡Me encanta! Decía Ellen a su esposo.

Para ello, el arquitecto contó con la colaboración de su amigo D. Antonio Santiesteban, conocido restaurador de la Alhambra de Granada, que se encargó de aportar moldes para yesos, escayolas, y decoración epigráfica, diseñó las rejas y recopiló azulejos dotando así al edificio de una decoración ‘alhambrista’.

Aún no había terminado cuando suenan las alarmas en España. Estalla la guerra civil española obligando a los Hermann a abandonar el país y a poner en venta el edificio. ¡venga ya!

Con toda la ilusión que habían puesto en el proyecto, tenían que abandonar el país antes que fuera demasiado tarde. La familia Herman abandona Benalmádena, y regresan a Francia.

Más adelante, al principio de los años cuarenta, fue adquirido por el Cónsul General de Estados Unidos Sr. William Shestron (padre) a su amante marroquí. Hecho esta premisa y según la tradición popular, inicialmente se llamaba Ben Azahar o Benazahar. ¡Flipa!

Los nuevos propietarios utilizaron la casa como vivienda particular, dotándola de algunas dependencias más, hicieron mejoras en los exteriores y jardines y un día decidieron poner un nombre al Castillo.

-Lo llamaremos El Bil Bil. Sugirió el Sr. Shestron muy decidido.

Su esposa Elsa, quedó extrañada y le preguntó por aquella decisión.

Muy fácil, respondió. El nombre responde a las iniciales de los nombres de la familia, “El” es por ti cariño, de “Elsa” Bil es por mí en español; William. Y el otro Bil es por nuestro hijo que se también se llama William. ¡Fantástico, respondió su esposa!

Allí vivieron felices hasta finales de los años 70 en que es vendido al belga Gerard Saintmoux. Durante este periodo el edificio sufrió un total abandono y el consiguiente deterioro, acelerado por su proximidad al mar. ¡Puf!

Pero es al principios de los 80 cuando el Ayuntamiento de Benalmádena adquiere el Castillo. D. Enrique Bolín, alcalde del municipio en ese momento, interviene y rescata este edificio de un conocido proyecto de demolición. ¡Fantástico!

En el año 1994 se rehabilitó todo el edificio y su entorno y se optó por quitar el muro que cerraba la finca para abrirlo a la ciudadanía. ¡Chachi!

El resultado es la visión actual que tenemos del Castillo donde el transeúnte se lo encuentra integrado en el Paseo marítimo. El Bil-Bil actualmente, es sede permanente de la Oficina de Turismo, y sus instalaciones albergan exposiciones, conciertos, conferencias y sobre todo celebración de emotivas bodas civiles.